Unidos por Houston y Miami: El rol de las organizaciones comunitarias en las actividades de ayuda en situaciones catastróficas

Los Afiliados de UnidosUS están ayudando a que las familias se levanten más fuertes después de los devastadores huracanes Harvey e Irma

Después de que los huracanes Harvey e Irma azotaran Texas y Florida, las organizaciones comunitarias—incluso miembros de la Red de Afiliados de UnidosUS—trabajaron con las familias damnificadas para cubrir las lagunas entre los recursos disponibles a través del gobierno federal y local y las necesidades de las comunidades. Estas organizaciones locales, en las que sus comunidades confían, fueron socios fundamentales para las agencias de asistencia en caso de desastre como la Cruz Roja Americana para prestar servicios culturalmente adecuados y lingüísticamente apropiados a las familias.

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Las familias latinas—especialmente las recién llegadas o las que viven en comunidades rurales o remotas—enfrentaron dificultades únicas después de estos dos huracanes. Por ejemplo, no todas tenían conocimiento de la ayuda y los recursos que estaban disponibles a través de los programas del gobierno de EE.UU., tales como FEMA, el Programa de Asistencia Suplementaria de Nutrición (SNAP, por sus siglas en inglés) y la división local del Departamento de Servicios para Familias y Niños, o entendían el proceso para conseguir asistencia en casos catastróficos como estos.

Cuando las familias damnificadas empezaron a buscar ayuda, las organizaciones locales como el Centro Americano Latino de Investigación, Educación y Justicia (ALCREJ, por sus siglas en inglés) de Houston, la Coalición de Organizaciones de Trabajadores Agrícolas de Florida (COFFO, por sus siglas en inglés) de Homestead y el Consejo de Servicios Hispano de Tampa —todas ellas miembros de la Red de Afiliados de UnidosUS— intervinieron.

En muchos casos estas organizaciones se convirtieron en intermediarios y defensores de las familias. Trabajaron arduamente para difundir información sobre los recursos y condujeron verificaciones individuales para entender sus necesidades específicas y así dirigirlas a las organizaciones correspondientes para que consiguieran la ayuda que necesitaban. El impacto en cada una de las comunidades fue inmenso.

Centro Americano Latino de Investigación, Educación y Justicia, Houston, Texas

Después de que el huracán Irma golpeara Houston, ALCREJ se puso manos a la obra. Gracias a que esta organización está bien arraigada en su comunidad y tiene relación con muchas familias, pudo mantener contacto diario con ellas después de la tormenta. Además, conocía bien su situación particular y pudo ayudarlas.

Junto con Elevate Church, una iglesia cristiana sin denominación, y Talento Bilingüe de Houston, un centro artístico cultural, ALCREJ ayudó a las familias con las solicitudes de asistencia por desastre de FEMA y a conseguir agua, comida, ropa y otros artículos básicos.

“Contamos con más de 400 voluntarios que vinieron desde Arkansas y Ohio a ayudarnos a servir más de 300 platos de comida caliente”, describió Rita Farias, directora ejecutiva de ALCREJ. “Se distribuyeron más de 8,500 artículos, entre ellos agua, alimentos, productos de aseo personal, ropa y productos de limpieza”.

La asistencia se volvió crucial en las comunidades de Houston donde las familias temían pedir ayuda debido a sus inquietudes con respecto a la policía o posibles implicaciones relacionadas con inmigración. ALCREJ actuó como una voz para las familias, ya que coordinaron servicios con la Cruz Roja y las iglesias locales para que pudieran recibir, sin temor, comida caliente dos veces al día, agua y vales para productos básicos.

Aunque ALCREJ siempre se percibió como una voz fidedigna para las familias damnificadas en su comunidad, su impacto también se sintió a nivel individual. Por ejemplo, los voluntarios de ALCREJ se movilizaron rápidamente para ayudar a una pareja de ancianos cuya casa se había inundado. Les limpiaron la casa y les consiguieron agua y comida.

También les trajeron ayuda médica y se mantuvieron en contacto con ellos para asegurarse de que no necesitaban nada más. En otro caso, los voluntarios obtuvieron donaciones de ropa, zapatos y artículos escolares para cuatro niños de una familia cuyo sustentador estaba en el hospital.

Coalición de Organizaciones de Trabajadores Agrícolas de Florida, Homestead, Florida

COFFO tiene más de 40 años de experiencia mejorando las condiciones de vida y trabajo de los trabajadores migrantes y estacionales agrícolas, así como las de los pobres de las zonas rurales de Florida. Por esta razón, se le ha considerado un pilar de confianza de la comunidad, lo que le permitió jugar un papel muy importante para proveer comida y recursos a las familias.

COFFO las dirigió a los bancos de alimentos locales y a la Cruz Roja y también les dio vales para pagar por la comida y los servicios públicos. Asimismo, ayudó a las familias elegibles con sus solicitudes de SNAP como parte del su programa Comprando Rico y Sano, una iniciativa de UnidosUS financiada por la Fundación Walmart. La ayuda fue crucial principalmente en Immokalee —una zona rural de Florida—  que por semanas no tuvo electricidad y la comunidad necesitaba saber adónde recurrir por agua y comida.

COFFO también remitió a las familias que lo necesitaban a los servicios locales de salud mental. Y para informar a la comunidad sobre los recursos disponibles, la organización utilizó su amplia red de grupos locales así como la radio, el correo electrónico y el boca a boca.

Por ejemplo, los promotores de salud, o trabajadores de salud comunitarios, fueron distribuyendo información, en algunos casos de puerta en puerta, para ayudar a las familias de una manera que respondiera a sus necesidades culturales y lingüísticas.

Consejo de Servicios Hispano, Tampa, Florida

Las áreas que atiende HSC, como Wimauma, dependen de los importantes servicios bilingües y biculturales que la organización provee porque generalmente no les llega información oportuna a las familias que viven en comunidades rurales o remotas. Por ejemplo, las familias sabían muy poco sobre los recursos locales disponibles para su comunidad.

En otras situaciones, cuando llamaban a la Cruz Roja o FEMA y pedían un representante hispanohablante, les decían que llamaran a otro número porque los representantes no hablaban español, lo que limitó su acceso a los servicios.

En otras ocasiones, la ayuda se proporcionó en base al condado, región o dirección de la persona, causando confusión entre las familias que no estaban seguras a dónde tenían que dirigirse. Las familias damnificadas no solamente estaban preocupadas por perder sus casas, sino también por si el ponerse en contacto con un organismo federal atentaría contra ellos y su seguridad. En algunos centros de ayuda la presencia militar o policial era tan fuerte que las familias se sentían intimidadas para acceder a los servicios.

Para servir de la mejor manera a su comunidad, HSC mantuvo a su personal constantemente actualizado con la información más reciente de las organizaciones asociadas y los recursos disponibles para los damnificados. También se congregaron en varios lugares del condado donde sabían que habría personas.

Los promotores de salud visitaron sitios estratégicos con alto tráfico en el condado de Hillsborough, tales como las iglesias y los bancos de alimentos para conectarse con la gente, compartir recursos disponibles y asistir a las familias con el proceso para obtener ayuda. También respondieron preguntas y ayudaron a rellenar el formulario de asistencia alimentaria en casos de emergencia de Food for Florida —disponible para los beneficiarios de SNAP que perdieron alimentos o que se les echaron a perder a causa del huracán Irma.

Zulema Uscanga, administradora del programa en HSC, informó que el apoyo de la organización llegó incluso hasta a ayudar a una familia que estaba esperando a su bebé y acababa de perder su casa a causa de la tormenta. Buscaron donaciones de ropa y una cuna para el recién nacido. También los pusieron en contacto con FEMA y la Cruz Roja para obtener refugio, comida y cubrir otras necesidades. Maristela, una promotora de salud, utilizó sus habilidades bilingües para llamar en nombre de la familia y traducir la información. Zulema investigó información sobre FEMA y el tipo de ayuda para aquellos no elegibles para los servicios federales.

La labor de HSC también fue vital para conseguir refugio de última hora para las familia migrantes a las que las fincas locales les pidieron trabajar hasta tarde para proteger los campos y las plantas antes de que pudieran regresar a sus casas y prepararse para la tormenta.

Aunque el camino hacia la recuperación será largo, la unidad entre las comunidades nos da esperanzas. Muchas familias recibirán asistencia a través de FEMA y las compañías aseguradoras, pero aquellos que no califican para estos servicios o no tienen seguro dependen de las organizaciones locales, de sus comunidades y vecinos para poder reconstruir sus vidas.

Nuestros Afiliados son el alma y el corazón de UnidosUS y sabemos que seguirán trabajando duro en Texas, Florida y últimamente en Puerto Rico para ayudar a los damnificados por estas devastadoras tormentas, porque siempre han respondido en tiempos de necesidad. No obstante, su ardua labor por sí sola, no es suficiente.

Esta será una larga recuperación según trabajan las organizaciones de todo el país para fortificar las diversas comunidades afectadas por estos desastres naturales. Continuamos pidiendo a esta administración y al Congreso que trabajen con rapidez y decisivamente para financiar la recuperación y la reconstrucción.

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